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Innovar para luchar contra la contaminación orgánica persistente.

Joaquín Olona. Zaragoza, 1 de marzo de 2017.

La acumulación de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) al norte de la Comunidad Autónoma de Aragón, procedentes de la actividad de una antigua fábrica de lindano, es un condicionante potencial de la calidad del agua de la cuenca del río Ebro y representa un grave riesgo para la salud humana y los ecosistemas.

Modelo de la molécula del hexaclorociclohexano (HCH) o lindano.

El lindano, el isómero comercial del hexaclorociclohexano (HCH), también denominado γ-HCH, es decir, gamma HCH, ha sido uno de los pesticidas más usados en todo el mundo en épocas recientes. A causa de su peligrosidad y persistencia en el medio ambiente, el lindano y varios isómeros del HCH han sido incluidos en la lista de Contaminantes Orgánicos Persistentes del Convenio de Estocolmo.

La fábrica de INQUINOSA sintetizó lindano desde 1975 hasta mayo de 1989 y cesó su actividad de comercialización definitivamente en 1992. Durante este periodo se estima que produjo más de 150.000 t de residuos con alto contenido en HCH y otros compuestos organoclorados. No en vano, por cada kg de lindano producido, se generaron aproximadamente 10 kg de residuos peligrosos.

Los residuos de la producción de lindano, en forma de polvo y de líquido, se vertieron en el vertedero de Sardas de forma incontrolada y posteriormente en el vertedero de Bailín de forma prácticamente incontrolada. Este mismo problema existe en otros muchos lugares del mundo. A causa de diferentes razones, como los grandes volúmenes vertidos o la singularidad geológica de los emplazamientos, el caso de Aragón presenta un especial interés, por lo que su resolución resulta de gran utilidad para lograr las innovaciones tecnológicas e institucionales que exige un problema de naturaleza global.

El Gobierno de Aragón, que acumula una experiencia técnica, administrativa y política de 25 de años en la lucha contra el lindano en la que se llevan invertidos 54 M€, propone a las instituciones y a la sociedad en general, que contemplen su ambicioso objetivo de acabar con el problema como una acción piloto a través de la que generar valor añadido comunitario y contribuir al crecimiento inteligente, inclusivo y sostenible.

La acción del Gobierno de Aragón supone también un ambicioso reto financiero en la medida que es preciso afrontar una inversión total de 550 millones de € durante los próximos 25 años, que es 10 veces lo invertido durante los últimos 25 años. Un esfuerzo que el Gobierno de Aragón no puede asumir en solitario. El apoyo de las instituciones europeas y españolas al proyecto se justifica por la complejidad del problema, por las garantías que ofrece la Comunidad Autónoma, así como por la importancia potencial de los beneficios económicos, sociales y ambientales de las experiencias y soluciones que pretenden implementarse en Aragón y que podrán transferirse a escala global.

El Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, ha elaborado el Plan integral de lucha integral contra la contaminación de los residuos generados por la fabricación de lindano en Aragón (Versión de diciembre de 2016 conforme al  mandato de las Cortes de Aragón de noviembre de 2015.

Reenfocar la política de biodiversidad.

Joaquín Olona. Zaragoza, 27 de febrero de 2017.

Los escasos resultados logrados durante los últimos 30 años en materia de biodiversidad obligan a cuestionar  la política aplicada. Porque, además, ninguna política pública debe basarse exclusivamente en criterios científicos ni en prácticas tecnocráticas.

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), que es objeto de una gestión diferenciada y ejemplar con relevancia a escala europea, es la única especie protegida que ha mejorado en Aragón.

La biodiversidad es la variedad de ecosistemas, hábitats y especies que nos rodea y que nos proporciona alimento, agua, aire limpio, abrigo y medicamentos; atenúa las catástrofes naturales, las plagas y enfermedades, contribuye a regular el clima y nos presta servicios ecosistémicos en provecho de nuestra economía.

La Directiva de Hábitats, junto con la Directiva de Aves son el núcleo de la política europea para frenar la pérdida de biodiversidad, que es una de las amenazas más graves que sufre el Planeta. La creación de la Red Natura 2000 supone la iniciativa  más ambiciosa, y a mayor escala jamás emprendida en el mundo, para conservar el patrimonio natural europeo y sus ecosistemas.

La Estrategia Europea de Biodiversidad (1) asume el fracaso  de las políticas europeas de conservación de la biodiversisdad de las últimas décadas. La revisión de la aplicación de la normativa medioambiental de la UE (2) señala que «el estado general de las especies y los hábitats protegidos no ha mejorado de forma significativa en los últimos seis años».

Sin embargo, no se rectifica el enfoque político, sino que se apuesta por su profundización, insistiendo en idénticas convicciones y paradigmas que los que están propiciando la falta de resultados. Fundamentalmente, los enfoques holísticos, basados en el establecimiento de amplios catálogos de especies amenazadas e implementación de planes de conservación o recuperación  fundamentados en criterios exclusivamente científicos y con escasa o nula participación de los territorios sobre los que pretenden aplicarse. Ante esta discutible opción, es necesario abordar líneas de actuación complementarias y alternativas -en ningún caso contradictorias- a la anterior pero orientadas a la obtención de resultados prácticos.

Para lograr que la biodiversidad cuente con una verdadera política pública, y que esta sea eficaz, resulta imprescindible someterla a criterios políticos, ajustados a razones prácticas y fundamentados en conocimientos técnicos y científicos solventes, ampliamente aceptados, Porque, en democracia, la política es la vía para priorizar la asignación de recursos.

La recuperación del lince ibérico (Lynx pardinus): un proyecto especialmente destacable a escala europea (3).

La política de biodiversidad  estatal y autonómica debe empezar por asumir y coordinar con más acierto sus respectivos ámbitos competenciales, comprender mejor la escala europea del desafío y atender, además, a los tres principios básicos siguientes:

  1. Vincular la política ambiental al desarrollo y mejora de las condiciones de vida de las personas, tal y como señala el artículo 45 de la Constitución Española.
  2. Reconocer la función social y pública del patrimonio natural y la biodiversidad intensificando su vinculación con el desarrollo social y económico así como con la salud y el bienestar de las personas, tal y como señala el artículo 4 de la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
  3. Promover y articular la participación de los habitantes y de los propietarios de los territorios en los beneficios que se deriven de las actividades de conservación del patrimonio natural y de la biodiversidad llevadas a cabo en los mismos, tal y como establece el apartado k) del artículo 2 de la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

(1) COM(2011) 244 final. Estrategia de la UE sobre la biodiversidad hasta 2020: nuestro seguro de vida y capital natural. 

(2) COM(2017) 63 final. Revisión de la aplicación de la normativa medioambiental de la UE: problemas comunes y cómo combinar esfuerzos para obtener mejores resultados.

(3) Proyecto Life+ Iberlince

 

Innovación en la gestión de purines.

Por Joaquín Olona. Zaragoza, 17 de febrero de 2017.

La solución de los grandes retos agroambientales exige innovaciones no sólo tecnológicas sino, también, institucionales. El modelo de gestión de purines desarrollado por la ADS nº 2 de porcino, de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), es un magnífico ejemplo práctico de ello.

Aragón se está convirtiendo en la potencia de referencia del sector porcino europeo. No sólo por su importancia productiva creciente sino, sobre todo, por su desarrollo tecnológico y organizativo o institucional.

El elevado grado de competitividad alcanzado se manifiesta en las elevadas tasas de exportación del sector que se basan, a su vez, en los importantes avances tecnológicos y sanitarios logrados. Toca ahora dar respuesta al reto ambiental que supone la gestión sostenible de los estiércoles producidos en forma de purines. El «Centro Gestor de purines» desarrollado en Ejea de los Caballeros por la Agrupación de Defensa Sanitaria (ADS) nº2 , basado en la acción colectiva y la colaboración entre agricultores y ganaderos con la finalidad de utilizar los purines como fertilizante agrícola, ha demostrado su eficacia e interés. Tanto es así que es el modelo adoptado como solución general a extender al conjunto de la Comunidad Autónoma por el Gobierno de Aragón mediante el decreto que, sobre gestión de estiércoles, se publicará próximanente.

Agricultura y biodiversidad.

Joaquín Olona en el día mundial de los humedales. Finca Agrícola San Miguel de Belver de Cinca (Huesca). 2 de Febrero de 2017.

Es preciso crear conciencia acerca de la fuerte vinculación que, en nuestro contexto geográfico, existe entre las actividades agrarias, la biodiversidad, la conservación y la protección del medio ambiente. Esta vinculación es particularmente significativa en las Zonas de Especial Conservación de las Aves (ZEPA’s) así como en los Lugares de Interés Comunitario (LIC’s) que configuran la Red Natura 2000. Esta red, de ámbito europeo es la apuesta más importante a escala mundial en favor de la biodiversidad.

La pérdida de biodiversidad es una amenaza mundial siendo imprescindible adoptar nuevas fórmulas y herramientas para detenerla. Es necesario empezar por reconocer el fracaso, en términos de resultados  netos, derivado de las acciones aplicadas durante las últimas décadas de enfoque esencialmente científista.

Los Contratos de Custodia del Territorio, gestionados por Seo-BirdLife,  están demostrando su interés y utilidad para mejorar la integración ambiental de la agricultura, incluida la de carácter más competitivo, con el propósito de lograr buenos resultados en términos de biodiversidad al tiempo que también se mejora el rendimiento económico y social.

El porcino aragonés en la vanguardia mundial.

Joaquín Olona en la inauguración de la Granja Valseca de la Cooperativa Virgen del Rosario de San Mateo de Gállego, 8 de Octubre de 2016.

Hasta hace pocos años, para ver la tecnología porcina más avanzada, había que salir de España. En estos momentos, si se quiere conocer la vanguardia tecnológica del sector porcino hay que venir a Aragón.

Siendo muy importante el desarrollo tecnológico como base de la competitividad y, por tanto, de la sostenibilidad económica, lo es todavía más, si cabe, la sostenibilidad social y ambiental que, con carácter vanguardista y basado en la cooperación, también aportan los nuevos proyectos que se están desarrollando en Aragón.

El Grupo Alendi, con 7.500 cerdas de cría distribuidas en dos explotaciones ubicadas en Almudévar y San Mateo de Gállego supone la incorporación de la economía social a la producción porcina, que es la principal componente de la producción final agraria aragonesa. Un proyecto que también es una muestra de economía circular en la medida que los purines obtenidos son utilizados como fertilizantes agrícolas.

La sostenibilidad económica, social y ambiental es la clave para afianzar el liderazgo que ya ejerce Aragón en el sector porcino, sin duda el más competitivo del panorama agroalimentario internacional.

Sostenibilidad de las zonas de montaña.

Joaquín Olona en la apertura del III Foro por la Sostenibilidad del Pirineo. Sallent de Gállego (Huesca), 4 de octubre de 2016.

La sostenibilidad, en su triple dimensión económica, social y ambiental, también debemos entenderla como un reto ético en la medida que afecta a las personas.

La despoblación es, sin duda, el principal factor de la insostenibilidad de las zonas rurales y, especialmente, en las zonas de montaña.  Obedece a una dinámica difícil de combatir dada la tendencia demográfica global a favor de las ciudades determinada, a su vez, por el empleo y los servicios. Esta tendencia justifica y exige la aplicación de políticas públicas en favor de la sostenibilidad de las zonas rurales y, en particular, de las zonas de montaña atendiendo a sus características específicas que condicionan y limitan su accesibilidad, la actividad económica y la oferta de servicios.

Todas las políticas públicas deben implicarse en el desarrollo rural, que es el marco político desde el que afrontar los retos sociales, económicos y ambientales que plantean las zonas de montaña. La educación y la sanidad así como las acciones en favor de la igualdad y la lucha contra la discriminación son determinantes.

No obstante, hay que hacer referencia a la PAC, que sigue siendo la primera política comunitaria si atendemos al presupuesto. Una política que viene demostrando su ineficacia e inequidad, sobre todo e su aplicación en España donde la reciente Reforma dejó todo igual (de mal) que estaba.

La ganadería extensiva, que es la que ha modelado el paisaje y la cultura pirenaica, viene siendo maltratada por la PAC como consecuencia de los derechos históricos, el desacoplamiento y los nuevos pagos por hectárea. También por la perversión que implica considerar el cebo intensivo de vacuno como ganadería extensiva. La regresión ganadera determina pérdida de pastos con consecuencias ecológicas preocupantes que afectan a los incendios y al régimen hidrológico como consecuencia de los cambios del uso del suelo así como a la pérdida de actividad económica.

Para combatir estas y otras anomalías es imprescindible cambiar la PAC en profundidad tal y como proponemos desde el Gobierno de Aragón. También es preciso una mayor y más decidida apuesta en favor del enfoque territorial de su Segundo Pilar dedicado al desarrollo rural, especialmente de las zonas de montaña tal y como ya hemos hecho este año en Aragón duplicando el importe de las Indemnizaciones Compensatorias en dichas zonas.  También es preciso mejorar las medidas agroambientales, cuya aplicación debe priorizarse en favor de las zonas de más alto valor natural que, por lo general, tienen mucho que ver con las zonas de montaña y, sobre todo, con los espacios naturales protegidos. Unos espacios donde es preciso potenciar la participación de la población local así como el papel de la Administración que debe adaptarse al escenario social, económico y político vigente. Una adaptación que también es un factor relevante de sostenibilidad.

 

O dialogamos con el Ebro o el Ebro impondrá su monólogo.

Joaquín Olona en diversas intervenciones relacionadas con las inundaciones del Ebro durante mayo y junio de 2016.

Tenemos que cambiar nuestra percepción y posición sobre las inundaciones de los ríos, y muy particularmente las del Ebro, dejando de pensar que podemos evitarlas y tratando de aprender a convivir mucho mejor con ellas. Forman parte de la naturaleza y como tales hay que entenderlas. Pero esto no debe impedir que también nos esforcemos en comprender que quienes viven en la ribera llevan haciéndolo desde hace siglos y que tienen que poder seguir viviendo donde siempre lo han hecho. Debemos admitir que la ribera del Ebro, aunque mucho menos que el de otros grandes ríos europeos, es un espacio fuertemente humanizado.

Es imprescindible romper la dinámica de la confrontación actualmente dominante en todos los ámbitos. Es preciso integrar mucho más y mejor  los conocimientos científicos con los de carácter local, que también tienen la categoría de conocimiento. También urge armonizar la visión ambientalista con la económica y social, la visión del campo con la de la ciudad, los enfoques técnicos con los políticos, etc. Porque sólo a través del diálogo y la cooperación, desde el mutuo respeto entre las partes, podremos avanzar hacia las soluciones que necesitamos. Unas soluciones que exigen decisión pero también paciencia y prudencia. No sólo porque los medios y conocimientos son limitados sino porque también concurren sentimientos, sensibilidades y emociones.

La extrema complejidad del problema y multitud de dimensiones que presenta impide pensar en soluciones exclusivamente científico-técnicas. Porque la ciencia no tiene soluciones para problemas tan complejos. Por eso hace falta la política, entendida esta como herramienta de resolución de conflictos colectivos, y las inundaciones lo son, con intención de obligar. Eso sí, sabiendo que la política tan solo puede proporcionar soluciones imperfectas aunque suficientemente válidas y estables si respeta las distintas sensibilidades y se basa en los conocimientos disponibles. No puede seguir ocurriendo que la política sólo actúe cuando se produce la inundación sino que debe estar presente, de forma mucho más activa y responsable, en los procesos de planificación y gestión.

Es así que ciencia, sociedad y política están llamadas a colaborar con mucha más voluntad, respeto mutuo y eficacia. Para ello es preciso introducir nuevos incentivos en nuestra configuración institucional. El fortalecimiento de la coordinación y de la cooperación entre las administraciones local, la autonómica y la general así como de todas ellas con los agentes económicos, sociales y ambientales, y de todos ellos entre sí resulta clave. Es lo que el Gobierno de Aragón trata de impulsar favoreciendo y promoviendo todo tipo de encuentros y diálogos traducidos, por ejemplo, en la Ponencia sobre inundaciones que, en el seno de la Comisión del Agua de Aragón, se constituyó el pasado 9 de junio.

Respecto de la compensación de daños no cabe pensar en indemnizar lo que es asegurable. El Gobierno de Aragón mantiene y apuesta por una decidida política de seguros agrarios que se ve cuestionada y perjudicada cuando se indemniza a quienes no hacen lo que deben y que no es otra cosa que asegurar sus cultivos y ganados. No suscribir los seguros, que con una importante ayuda pública se ponen a disposición de los agricultores y ganaderos, también resulta insolidario para con el resto de los ciudadanos.

En modo alguno cabe pensar en que vuelva a repetirse lo ocurrido en la última inundación de 2015, donde el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, en un escenario de extrema dificultad presupuestaria, ha tenido que hacer frente al pago de 23,4 millones de euros en el ámbito agrario, además de otros 6 millones de euros en infraestructuras de abastecimiento de agua y saneamiento municipal a través del Instituto Aragonés del Agua. Debe entenderse como algo completamente excepcional, tanto como que en la inundación de 2003 la cifra total pagada fue de 6,7 millones de euros, en la de 2007 el importe fue de 5,6 millones de euros y en la de 2013 nada.

Desde el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad promovemos el restablecimiento progresivo de la llanura de inundación favoreciendo el retranqueo o eliminación de diques y motas así como el desarrollo de soluciones innovadoras para el establecimiento de un Dominio Público Hidráulico real, basadas en la oferta voluntaria de tierras u otros mecanismos que es preciso desarrollar. Todo ello para que el río disponga del espacio que necesita y se eliminen o reduzcan significativamente los riesgos y daños materiales.  Todo ello garantizando la protección de los núcleos urbanos y de las poblaciones por encima de cualquier otra prioridad. Propiciamos también un uso agrícola compatible y coherente con la gestión sostenible de las avenidas, que se considera esencial mantener como herramienta de gestión eficaz de las propias avenidas. Una coherencia que también debe asegurarse en la gestión de los espacios naturales incluidos en la misma llanura de inundación.

Contamos con herramientas de gran potencial que es preciso optimizar y que permiten innovar:

  • El Programa de Desarrollo Rural, por ejemplo, permite la aplicación de medidas agroambientales que no sólo contribuyan al desarrollo de la Directiva de hábitats (Natura 2000) sino también al de la Directiva Marco del Agua, un enfoque hasta ahora inédito que pretendemos desarrollar empezando por la aplicación de una nueva medida de cultivos compatibles con la inundación y a la que podrán acogerse los agricultores en la próxima declaración de la PAC de 2017.
  • La concentración parcelaria combinada con la modernización de las huertas tradicionales y la gestión de tierras que, debidamente combinadas, debe y puede contribuir al restablecimiento de la llanura de inundación y del Dominio Público Hidráulico.
  • La gestión coordinada del Dominio Público Forestal cono el Hidrológico, que puede potenciar la acción anterior.
  • Los Planes de Gestión de las ZEPA’s y LIC’s todavía pendientes de completar y aprobar.
  • La condicionalidad ambiental de los pagos del Primer Pilar de la PAC, que desde el Gobierno de Aragón proponemos reformar en profundidad.
  • Los seguros agrarios ya aludidos como herramienta esencial para la gestión del riesgo que opera sobre los bienes materiales en las zonas inundables.
  • La planificación urbanística, incidiendo con más eficacia en la ordenación de los usos en las zonas con riesgo de inundación.
  • Los planes municipales de protección civil.

Todo lo anterior  debe complementar, reforzar y contribuir a desarrollar las acciones del Plan de Gestión de Riesgos de Inundación así como las del propio Plan Hidrológico del Ebro. Dos instrumentos de vital importancia, ambos competencia de la Administración General del Estado ejercida a través de Confederación Hidrográfica del Ebro, una entidad esencial para la gobernanza del agua y del Dominio Público Hidráulico pero que debe lograr una mayor y mejor adaptación a la realidad social y política vigente.

El llamamiento al diálogo así como a la búsqueda del consenso político y social resulta obligado. Porque, o dialogamos con el Ebro, o el Ebro impondrá su monólogo.

Agroclima: afrontar el Cambio Climático con enfoque innovador.

Joaquín Olona ante el Pleno de las Cortes de Aragón. 3 de Junio de 2016.

El Proyecto Agroclima, cuyos resultados se presentaron en Zaragoza el pasado 20 de abril, ha supuesto un importante paso en el proceso de sensibilización del sistema agroalimentario aragonés en relación con el carácter estratégico que tiene la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero  así como la adaptación al Cambio Climático.

El hecho de que Aragón produzca materias primas alimentarias y alimentos para una población equivalente de unos 12 millones de habitantes (10 veces la población aragonesa) se traduce en que las emisiones de la agricultura y la ganadería representan el 20% de todas las emisiones de la comunidad autónoma, un porcentaje que duplica lo  que el sector agrario representa en las emisiones del conjunto de España. Al mismo tiempo, considerando la importancia de la agroalimentación en nuestra economía y en nuestro desarrollo, se hace necesario promover acciones de adaptación para proteger dicha actividad de los efectos negativos del cambio climático y adaptarla al mismo.

Foto JoaquinOlona Cortes

El fenómeno del cambio climático, tiende a percibirse lejano en cualquier sector de la sociedad y, en todo caso, como una amenaza de futuro. En el sector agrario tiende a contemplarse, además, como una nueva y añadida exigencia ambiental que viene a incrementar la dificultad de su actividad productiva, por lo que la anticipación en la gestión del riesgo vinculado a los efectos negativos del cambio climático no resultaba fácil de introducir.  Sin embargo, el Proyecto Agroclima, que ha contado con una metodología de trabajo novedosa protagonizada por los propios actores que lideran en el sector, ha logrado que estos hayan llegado por sí mismos a comprender el reto de la reducción de emisiones GEI y la adaptación al Cambio Climático, no como el riesgo de una nueva exigencia administrativa que asumir sino como una fuente de innovación, como un nuevo factor de competitividad y liderazgo o como un escenario de cooperación.

Con el proyecto Agroclima  Aragón se adelanta a las acciones que, en materia de agricultura y cambio climático, pretenden impulsarse desde las instituciones europeas. Unas iniciativas que se enmarcan en el ámbito de las llamadas “emisiones difusas”, que es precisamente el ámbito de prioridad por el que apuesta el Gobierno de Aragón.

Conviene saber que el transporte, la agricultura, el sector residencial, el comercial y el institucional junto con la industria no sometida al régimen europeo de comercio de emisiones (EU ETS), suponen prácticamente la mitad de las emisiones de GEI y su reducción está siendo menor, más difícil y complicada que la de los sectores regulados.

Este ámbito de las emisiones difusas y su vinculación al cambio climático plantea un importante reto: el modo en que, tanto colectiva como individualmente, han de abordarse las acciones necesarias para lograr una economía baja en carbono, para transformar nuestro sistema agroalimentario, para proteger el sustento para la vida que nos brinda la Naturaleza y proporcionar a todos el acceso a un trabajo digno y una protección social adecuada. Esto es lo que hace unos pocos días hacían público un grupo de “sabios” mediante un manifiesto relativo al Acuerdo de París sobre Cambio Climático así como al de Nueva York relativo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Agua, comida y energía.

Conferencia impartida por Joaquín Olona en la apertura del curso académico 2015-2016 del Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (IAMZ). 28 de septiembre de 2015.

Probablemente, la principal amenaza de la humanidad no sea la escasez de recursos naturales sino el subdesarrollo institucional. Entendido éste como la configuración de normas y comportamientos que rigen la vida colectiva pero que no generan los incentivos necesarios para promover un verdadero desarrollo ni crean las restricciones adecuadas que impiden hacer lo que a todos perjudica.

Se impone así la necesidad de abandonar de una vez el paradigma maltusiano, basado en el agotamiento apocalíptico de los recursos, y afrontar la búsqueda de normas y comportamientos colectivos que generen incentivos y restricciones coherentes con el desarrollo.

Los avances tecnológicos son imprescindibles pero no serán suficientes para afrontar los retos de nuestro tiempo si no van acompañados de profundos cambios e innovaciones institucionales. Unos avances que deben impulsarse desde la política y que deben conducir a una nueva gobernanza de los ciclos del agua, del carbono y del nitrógeno, de la tierra y de los ecosistemas, de la agricultura y la alimentación, de la energía, de la ciencia y la tecnología, del capital y de la sociedad.

En el siglo XX la humanidad dio pasos de gigante gracias a los avances científicos, que no cesarán en el el XXI sino que se potenciarán gracias a los avances institucionales que sin duda se producirán.

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Otra vez Biscarrués.

Publicado por Joaquín Olona en Heraldo de Aragón, 24 de junio de 2015.

Paralizar de nuevo el embalse de Biscarrués, proyectado en el río Gállego, no contribuye necesariamente al bienestar del conjunto de la sociedad, es decir, al interés general. Al igual que los intereses económicos son particulares cuando los beneficios se circunscriben a un grupo social limitado lo mismo cabe decir respecto de los intereses ambientales cuando no están legitimados por la mayoría social.

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