Archivo de la etiqueta: PAC

Claves para simplificar la PAC.

Por Joaquín Olona. Zaragoza, 11 de febrero de 2017.

La simplificación de la PAC no es un reto administrativo, lo es político y seguirá sin lograrse mientras no se asuma como tal.

La Reforma de 2014, llevada a cabo en la PAC con el firme propósito de que todo permaneciera igual, puede tildarse ya de fracaso sin paliativos. Pero es que, además, no es cierto que todo haya quedado igual. Sin entrar a valorar lo que realmente importa en términos de objetivos e impacto, lo cierto es que la gestión del nuevo sistema de Pago Básico, Pago Verde, Pequeños Productores y Complemento a Jóvenes, basado en derechos históricos y pagos por superficie, está resultando un verdadero quebradero de cabeza, no sólo para los agricultores y los ganaderos sino que también para las administraciones autonómicas.

La desproporcionada complejidad de las declaraciones a las que están obligados los beneficiarios en relación con la solicitud de la ayuda, y de los sistemas de control y verificación a los que están obligadas las administraciones, están provocando todo tipo de problemas, incluyendo los de carácter político. En este momentos cada cual tiene sus quejas y razones, sin embargo casi nadie quiere ir a la raíz del problema, que no es otra que la permanencia de unos derechos históricos así como de un sistema de pago por superficie que, además de demostrarse injustos e ineficaces, exigen una compleja gestión con costes desproporcionados para los beneficiarios así como para la Administración.

Los pagos por superficie han llevado a configurar en España el llamado SIGPAC, la operación de información geográfica más ambiciosa jamás llevada a cabo a nivel nacional. Sin cuestionar su utilidad para otros muchos fines distintos al específico de control de la PAC para el que fue creado, su mantenimiento y actualización supone una pesada carga económica y técnica para la administración agraria. Pero lo más preocupante es el desproporcionado nivel de detalle gráfico y superficial con el que las normas vigentes obligan a aplicar las operaciones de control sobre la base del SIGPAC, que carecen de la más mínima justificación agronómica. Eso sí, como la PAC paga por m2 hay que comprobar los m2 de las parcelas, subparcelas, recintos, subrecintos, aprovechamientos y más elementos que los beneficiarios están obligados a declarar con precisión casi milimétrica y que los funcionarios están obligados a comprobar.

Los derechos históricos integran la segunda componente en la que radica la complejidad operativa. Estando sujetos a cómputo nacional, cualquier transferencia de derechos entre beneficiarios, por mínima que sea, bloquea los pagos anticipados a los intervinientes en la transmisión. Unos anticipos que levan a cabo las comunidades autónomas previa autorización expresa de la Comisión Europea y del FEGA.

Desde el Gobierno de Aragón proponemos eliminar los pagos por superficie así como los derechos históricos, no por la complejidad que acarrean sino por demostrarse injustos e ineficaces. La propuesta consiste en una  compensación directa de la renta agraria declarada en el IRPF en función de una renta de referencia, modulando la compensación en función de la dedicación agraria y de la productividad y sometiéndola a una una condicionalidad ambiental y social coherente agronómicamente.

Dicha propuesta, que persigue acabar con los agravios sociales y territoriales que deriva la PAC vigente así como con su ineficacia e ineficiencia económica, ambiental y territorial, se propone también como respuesta eficaz al reto de la simplificación. Eliminado el pago por superficie ya no hay m2 que controlar ni SIGPAC que gestionar. Eliminados los derechos históricos ya no hay estrategias de distribución que optimizar, ni cómputo que verificar, ni balance nacional que equilibrar. Lo que hay, fundamentalmente, es una declaración de la renta que presentar y , en su caso, que inspeccionar. Para la administración agraria quedaría el control de la condicionalidad que, si se asegura su coherencia agronómica, responderá a su razón de ser y acreditará su utilidad.

La propuesta tiene, por último, otra ventaja:  por su enfoque completamente horizontal (basado en la renta agraria) elimina el carácter fuertemente sectorial  que todavía persiste, a pesar de los pagos por superficie, como consecuencia de los derechos históricos. Al tomar la renta como referente de la ayuda agrícola, además de incluir a todos los agricultores y ganaderos, con independencia de lo que produzcan y del sector al que pertenecen, pueden integrarse un una sola línea de ayuda las decenas de líneas actualmente aplicadas como complemento a los pagos por superficie y que, teniendo por objeto compensar la renta en realidad, son otro factor adicional de complejidad.

Una retribución más justa para los productores.

Joaquín Olona en la presentación del nuevo plan «Calidad y Origen» de Carrefour y de su alianza con Granja Virgen del Rosario. Zaragoza, 7 de febrero de 2017.

Siendo absolutamente imprescindible la ayuda pública a la agricultura, no hay que olvidar que la principal componente de la renta agraria procede del mercado. Tampoco conviene olvidar que mal puede repartirse un valor que antes no se haya creado,

Siendo la gran distribución el agente con más incidencia en el consumo final, resulta evidente su relevancia en la consecución de una retribución más justa para los productores. Es en relación con este objetivo fundamental que la distribución también debe participar en el debate para conseguir una Política Agrícola Común (PAC) más sencilla, justa y eficaz que también debe ser coherente con la realidad de los mercados.

El papel de la distribución resulta determinante para que los productos agroalimentarios locales y regionales también lleguen a todos los mercados donde sean apreciados, no como simples mercancías sino como alimentos  depositarios de valores territoriales, culturales, sociales y ambientales que, entre todos, debemos poner en valor.

El reto de una PAC simplificada, más justa y eficaz.

Por Joaquín Olona. Versión actualizada de la propuesta de Reforma de la PAC remitida a la Ministra García Tejerina y al Comisario Hogan. 28 de enero 2017.

La Política Agrícola Común (PAC) debe mejorar su utilidad de modo que contribuya  al logro de una agricultura productiva y sostenible que, en el marco del modelo familiar y de la  actividad vinculada al territorio, resulte atractiva para los jóvenes y las mujeres, genere valor añadido y empleo, garantice el uso eficiente de los recursos así como su adaptación a las condiciones de cambio climático.

Para ello se precisa una reforma en profundidad que elimine los derechos históricos, los pagos por superficie y la regionalización productiva, compensando directamente la renta de los agricultores en función del ejercicio real de la actividad agraria que llevan a cabo.

Es preciso incluir, como beneficiarios potenciales de la PAC, a todos los agricultores y ganaderos independientemente de su orientación productiva y dimensión, modulando la compensación de renta en función de tres parámetros  fundamentales:

  • La dependencia agraria de la renta total, primando la profesionalidad.
  • La productividad de la explotación, penalizando la ociosidad.
  • La dimensión económica de las explotaciones, evitando la insuficiencia.

También es preciso condicionar los pagos al cumplimiento de buenas prácticas así como a la generación de beneficios ambientales y sociales verificables.

Ver documento

En Bruselas ya se debate abiertamente el futuro de la PAC.

Por Joaquín Olona, tomado de Allan Mattews (8-11-2016)

El pasado 8 de noviembre el Comité AGRI organizó en Bruselas, en el Parlamento Europeo, una jornada de trabajo  sobre el futuro de la PAC después de 2020. El experto Allan Mattews, catedrático emérito de Política Agrícola en el Departamento de Economía del Trinity College de Dublín (Irlanda), presentó su informe sobre el futuro de los pagos directos en el que valora el sistema vigente y formula propuestas que conducen a una reforma en profundidad. Me he permitido resumir la intervención del profesor Mattews en los siguientes puntos:

  1. El sistema vigente de pagos directos no es una solución satisfactoria. No es eficaz  ni eficiente  para hacer frente con equidad a los retos de la renta agrícola y su estabilidad, de la productividad y de la competitividad así como del medio ambiente  y el clima.
  2. Las ayudas directas desacopladas, basadas en pagos por superficie, deberían eliminarse gradualmente estableciendo un periodo de transición.
  3. Cuando los pagos se consideran derechos, las condiciones que se establecen generan cargas burocráticas excesivas. Del paradigma de los «derechos» debería pasarse a un nuevo paradigma en el que los agricultores reciban la ayuda a cambio de productos específicos e identificables sobre una base contractual. Para ello es preciso focalizar la política agrícola en objetivos concretos y especificos  alcanzables mediante acciones orientadas a resultados verificables abandonando la retórica de su mera referencia genérica.
  4. La ayuda a la agricultura debe continuar para hacer frente a los fallos de mercado que impiden que los resultados del libre mercado no sean óptimos. Debe asegurarse, en primer lugar, que los agricultores protegen la biodiversidad y mantienen los servicios de los ecosistemas más allá de las buenas prácticas agrícolas.
  5. Existe justificación para apoyar la producción de calidad, incluyendo la agricultura ecológica, las prácticas agroecológicas, las elevadas exigencias de bienestar animal, la innovación y la mejora de  la mejora de la competitividad, el fortalecimiento del papel de los productores en la cadena alimentaria o la incorporación de los jóvenes agricultores.
  6. Hace falta encontrar el modo de retribuir a quienes contribuyen al secuestro de carbono y a la mitigación del cambio climático. También es preciso apoyar los riesgos y su  gestión  así como a la agricultura en las zonas con limitaciones naturales dados los efectos indeseables del abandono de los usos agrarios.
  7. Es necesario poder verificar, por parte del público y del contribuyente, que los servicios o bienes públicos en base a los que se paga a los agricultores desarrollando prácticas agrícolas que van más allá de lo que se requiere legalmente se obtienen y entregan a la sociedad realmente.
  8. Siendo necesario que los agricultores observen las buenas prácticas agrícolas y medioambientales, todos los beneficiarios de la PAC deberían estar obligados a cumplir las normas de condicionalidad. Sin embargo, en la práctica vigente, no hay relación entre los pagos  que reciben los agricultores y los costes adicionales en los que incurren realmente como consecuencia del cumplimiento de la condicionalidad y de la ecologización («greening»).
  9. La condicionalidad y la ecologización podrían sustituirse por la obligación de inscribirse en un plan agroambiental cofinanciado por la PAC («ecologización condicional»)  reuniendo las normas de condicionalidad no estatutarias y las prácticas de ecologización en un solo régimen, que tendría una amplia cobertura de tierras agrícolas debido a su vinculación con otros pagos que los agricultores podrían recibir dando flexibilidad a los Estados Miembros para diseñar planes que sean apropiados para sus circunstancias locales.
  10. La estructura de la PAC en dos pilares se ha demostrado útil y debería continuar si bien el profesor Mattews propone que todo el gasto de la PAC debería ser objeto de cofinanciación por parte de los Estados Miembros y no sólo las medidas tradicionales del Pilar 2, forzando con ello a los Estados a pensar mejor el diseño de sus esquemas de ayuda.

Las lonjas agropecuarias.

Joaquín Olona en la constitución del Consejo Asesor de la Lonja Agropecuaria del Ebro. Zaragoza, 7 de Noviembre de 2016.

Siendo prácticamente imposible restaurar una política agrícola de precios y mercados agrícolas en la Unión Europea, el fortalecimiento de las Lonjas merece considerarse como una herramienta eficaz para afrontar la insuficiencia de los precios agrícolas así como su volatilidad.

En la necesaria profundización de la adaptación de la agricultura al mercado y a las condiciones de competencia, es preciso garantizar la transparencia en la formación e información de los precios.

Tal y como señala la teoría económica (neoclásica) los precios resultantes del equilibrio entre la oferta y la demanda sólo conducen a la asignación eficiente de los recursos si, entre otras condiciones, se asegura que todos los agentes participan en el mercado en las mismas condiciones de acceso a la información.

Apostar por unas lonjas fuertes, representativas, prestigiosas y fiables equivale a hacerlo por unos precios agrícolas más estables y justos, lo que no impide reivindicar ayudas a las rentas de los agricultores a través de una PAC que urge mejorar. Porque no puede asegurarse que los mercados sean capaces de remunerar justa y adecuadamente todos los factores de la producción agrícola, en particular el trabajo de los agricultores.

La Carpa del Ternasco: un clásico de las Fiestas del Pilar.

Joaquín Olona en lainauguración de la Carpa del Ternasco. Zaragoza, 7-10-2016.

El «Ternasco de Aragón» no sólo es el producto estrella de la ganadería ovina sino que forma parte de nuestras señas de identidad y es un elemento sobresaliente de nuestra gastronomía. Al igual que es difícil imaginar Aragón sin «ternasco», ya no cabe pensar en unas fiestas del Pilar  sin la «Carpa del Ternasco», que este año celebra su décima edición. Se trata de un ejemplo excelente de promoción agroalimentaria innovadora que ha sabido posicionarse con visibilidad destacada en una de las citas festivas más importantes de España y de Hispanoamérica.

La ganadería ovina mantiene con el territorio uno de los pactos más antiguos y fructíferos que se puedan conocer. Sin embargo, presenta importantes dificultades y amenazas que, en vez de ser atenuadas y compensadas se ven acentuadas por un Política Agrícola Común (PAC) que maltrata a este sector. Prueba de ello es la preocupante reducción del censo ovino durante los últimos años, una situación que sólo puede revertirse mediante una reforma en profundidad de la PAC, tal y como proponemos desde el Gobierno de Aragón.

El «Ternasco de Aragón», que fue la primera Indicación Geográfica Protegida (IGP) reconocida en España para carne fresca, ofrece reconocimiento, valor añadido y utilidad, más allá de su mera conservación, a las razas autóctonas que sostienen su producción.

La Carpa del Ternasco es posible al esfuerzo, el cariños  y la ilusión del Grupo Pastores y de la IGP, que configuran uno de los mejores y más destacados ejemplos de lo que es posible lograr, incluso es un sector tan difícil como es el ovino, cuando se combina con inteligencia la cooperación y la innovación. Dos ejes imprescindibles que es preciso combinar e impulsar para lograr que la agroalimentación aragonesa sea lo que merece y lo que todos esperamos de ella.

Sostenibilidad de las zonas de montaña.

Joaquín Olona en la apertura del III Foro por la Sostenibilidad del Pirineo. Sallent de Gállego (Huesca), 4 de octubre de 2016.

La sostenibilidad, en su triple dimensión económica, social y ambiental, también debemos entenderla como un reto ético en la medida que afecta a las personas.

La despoblación es, sin duda, el principal factor de la insostenibilidad de las zonas rurales y, especialmente, en las zonas de montaña.  Obedece a una dinámica difícil de combatir dada la tendencia demográfica global a favor de las ciudades determinada, a su vez, por el empleo y los servicios. Esta tendencia justifica y exige la aplicación de políticas públicas en favor de la sostenibilidad de las zonas rurales y, en particular, de las zonas de montaña atendiendo a sus características específicas que condicionan y limitan su accesibilidad, la actividad económica y la oferta de servicios.

Todas las políticas públicas deben implicarse en el desarrollo rural, que es el marco político desde el que afrontar los retos sociales, económicos y ambientales que plantean las zonas de montaña. La educación y la sanidad así como las acciones en favor de la igualdad y la lucha contra la discriminación son determinantes.

No obstante, hay que hacer referencia a la PAC, que sigue siendo la primera política comunitaria si atendemos al presupuesto. Una política que viene demostrando su ineficacia e inequidad, sobre todo e su aplicación en España donde la reciente Reforma dejó todo igual (de mal) que estaba.

La ganadería extensiva, que es la que ha modelado el paisaje y la cultura pirenaica, viene siendo maltratada por la PAC como consecuencia de los derechos históricos, el desacoplamiento y los nuevos pagos por hectárea. También por la perversión que implica considerar el cebo intensivo de vacuno como ganadería extensiva. La regresión ganadera determina pérdida de pastos con consecuencias ecológicas preocupantes que afectan a los incendios y al régimen hidrológico como consecuencia de los cambios del uso del suelo así como a la pérdida de actividad económica.

Para combatir estas y otras anomalías es imprescindible cambiar la PAC en profundidad tal y como proponemos desde el Gobierno de Aragón. También es preciso una mayor y más decidida apuesta en favor del enfoque territorial de su Segundo Pilar dedicado al desarrollo rural, especialmente de las zonas de montaña tal y como ya hemos hecho este año en Aragón duplicando el importe de las Indemnizaciones Compensatorias en dichas zonas.  También es preciso mejorar las medidas agroambientales, cuya aplicación debe priorizarse en favor de las zonas de más alto valor natural que, por lo general, tienen mucho que ver con las zonas de montaña y, sobre todo, con los espacios naturales protegidos. Unos espacios donde es preciso potenciar la participación de la población local así como el papel de la Administración que debe adaptarse al escenario social, económico y político vigente. Una adaptación que también es un factor relevante de sostenibilidad.

 

Desarrollo rural con agricultura.

Joaquín Olona en la apertura del curso académico 2016 del IAMZ. Zaragoza, 26 de Septiembre de 2016.

El Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (IAMZ) supone una importante contribución a la generación y difusión del conocimiento científico y técnico en el marco de la cooperación internacional. Contribuye con ello a la fundamentación científica de las políticas de desarrollo rural y agrícola que, al igual que las tecnologías, también requieren de la investigación y el desarrollo.

En un mundo cada vez más urbano y en el que la población que vive en las ciudades ya supera a la que vive en los pueblos, el desarrollo rural sigue siendo un objetivo relevante de las políticas públicas. Sigue siendo, de hecho, una política pública. Es más, en el siglo XXI supone un reto vinculable a otros desafíos globales tales como la mitigación y adaptación al cambio climático o como el que supone alimentar a una población que no sólo crece sino que aumenta su demanda efectiva de alimentos como consecuencia de la reducción de la pobreza.

En la Unión Europea, tras 25 años de impulso específico al desarrollo rural en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) se ha logrado prestigiar al mundo rural, lo que ha supuesto un importante avance social. Sin embargo no se ha conseguido detener la despoblación de las áreas rurales, sobre todo en las zonas de menos densidad demográfica.  En Aragón , si se excluye la ciudad de Zaragoza, la densidad regional no alcanza los 10 habitantes/km2 y ya existen comarcas con menos de 1 habitante/km2.

Es preciso, por tanto, revisar los paradigmas en los que han sustentado la política de desarrollo rural europea durante los últimos 25 años, sin duda el referente  más destacado en el panorama mundial, proponiendo en su caso otros nuevos. Para ello es preciso tener en cuenta los nuevos desafíos  globales así como las lecciones aprendidas de la amplia experiencia acumulada en un escenario tan amplio y diverso como supone el conjunto de las regiones europeas, que es la escala a la que se ha aplicado la política de desarrollo rural.

La necesidad de la política de desarrollo rural es evidente. No lo es tanto como visibilizarla y gestionarla teniendo en cuenta su horizontalidad. En el Gobierno de Aragón, la existencia de un departamento específico sobre desarrollo rural (y sostenibilidad) no impide que todos los demás departamentos atiendan al desarrollo de las zonas rurales. La política social, es decir,  la educación, la sanidad, la atención a los desfavorecidos y la lucha contra la desigualdad contribuye directamente al desarrollo de las zonas rurales aragonesas adquiriendo, incluso, una mayor relevancia e impacto.

No debe confundirse la política de desarrollo rural con la política agraria, ni mucho menos pretender sustituir una por la otra. El tradicional antagonismo entre «agraristas» y «ruralistas» carece de sentido y debe superarse. Ambas políticas, la rural y la agraria, son necesarias y distintas sin que esté justificada la pretensión de que una anule o niegue a la otra. La minusvaloración de la agricultura, o incluso su desprecio, en la que incurrió la propia PAC de final del siglo XX fue un grave error. En la definición estratégica del Horizonte 2020 europeo se ha vuelto la mirada hacia una agricultura productiva que puede y debe contribuir al crecimiento económico, al empleo y al desafío alimentario mundial al tiempo que genera bienes públicos ambientales, sociales y territoriales.

No cabe pensar en un desarrollo rural basado exclusivamente en la agricultura pero tampoco en un desarrollo rural que prescinda o minusvalore la agricultura.  Las actividades agrícolas y ganaderas configuran la base económica , en ocasiones prácticamente insustituíble, de la mayor parte de las zonas rurales. Pero es que, además,  existe una profunda conexión y dependencia entre dichas actividades y los ecosistemas incluso de más alto valor.

Tampoco cabe pensar en un desarrollo rural sin atender a dos componentes esenciales que determinan el sistema de poblamiento como son  la generación de empleo y la oferta de servicios básicos que, en nuestro contexto, son los factores que garantizan una calidad de vida equiparable a la urbana.

Reformar la PAC.

La aplicación de la última Reforma de la PAC no ha hecho otra cosa que profundizar en su incoherencia e ineficacia en relación con los objetivos que le asigna el Tratado de la Unión Europea en su artículo 39. Particularmente en lo que se refiere al aumento de la renta individual de los que trabajan en la agricultura y de la mejora de la productividad de los factores, el trabajo entre ellos. Lo que sí se ha logrado es aumentar desmesuradamente  su complejidad técnica y administrativa, introduciendo costes desproporcionados y haciendo de su gestión un auténtico quebradero de cabeza para todos los agentes implicados. El objetivo gatopardista de cambiarlo todo para que todo siguiera igual, que guió la Reforma y su aplicación en España, pasa ahora su factura dificultando los procesos de solicitud, control y liquidación, en ocasiones de forma extrema.

No obstante, debe quedar claro que los fondos de la PAC, procedentes del Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA), en ningún caso se retienen por el Gobierno de Aragón. Ni existe dicha voluntad ni las normas europeas lo permiten. Por otro lado, el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón garantiza la eficacia y rigor del sistema de gestión y pago de la PAC, integrado en el Sistema de Gestión de Ayudas (SGA) del Fondo Español de Garantía Agrícola (FEGA) dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. El Departamento también trabaja con el compromiso de facilitar y agilizar, en todo lo posible, la solicitud y cobro de las ayudas de la PAC.

Pero el verdadero reto político, también de una extraordinaria complejidad, debería ser afrontar y resolver las graves incoherencias, desigualdades e ineficacia de la PAC vigente. Para el Gobierno de Aragón lo es y prueba de ello es la propuesta de modificación en profundidad presentada a las Cortes de Aragón, a la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, al Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural así como a las Organizaciones Profesionales Agrarias y  a las Cooperativas de Aragón.

Desde el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón se propone la eliminación de los derechos históricos, de los pagos por superficie y de la regionalización productiva con la finalidad de compensar directamente las rentas agrícolas personales, declaradas a través del IRPF. La compensación se modularía en función de tres parámetros fundamentales: a) el grado de dependencia agraria de la renta total, primando la profesionalidad,  b) la  productividad de las explotaciones, penalizando la ociosidad y c) la dimensión económica de las explotaciones, penalizando la inviabilidad. La compensación también estaría sujeta a normas de condicionaidad ambiental y social pero asegurando su coherencia agronómica. Porque no debe perderse de vista que la verdadera misión de la agricultura y de los agricultores no es otra que alimentar a la humanidad.

Presentación Jornada UAGA-Cooperativa Los Monegros. 23-09-2016. Sariñena (Huesca)

 

La oportunidad del sector agroalimentario frente al cambio climático.

Joaquín Olona en la clausura de la Jornada «Después de París, Aragón. El reto de las emisiones difusas». Zaragoza, 8 de junio de 2016.

La agroalimentación es parte relevante del problema del cambio climático y, por ello, forma parte de la solución. Una doble solución ya que la respuesta agroalimentaria al cambio climático debe hacerse en el escenario de un vertiginoso crecimiento de la demanda de alimentos asociada, a su vez,  al aumento demográfico y la reducción de la pobreza mundial. Todo ello configura, sin duda, uno de los mayores retos que ha afrontado la humanidad.

En el contexto de Aragón se propone el siguiente decálogo:

  1. Mejorar la gestión combinada de la fertilización agrícola y de los estiércoles y residuos ganaderos de modo que se minimicen las emisiones de metano y de óxido nitroso, que,son las principales componentes de la emisión en Aragón.
  2. Mejorar la gestión de los suelos agrícolas aumentando su contenido en materia orgánica extendiendo la agricultura de conservación, que en Aragón. Que los labradores dejen de labrar, o labren menos, implica un importante cambio institucional en tanto en cuanto se trata de un uso y costumbre profundamente arraigado.
  3. Desarrollo de nuevas variedades y adecuación de cultivos a nuevos patrones climáticos incluyendo nuevas estrategias de producción en secano y regadío así como ante las sequías y las inundaciones. Todo ello exige avances técnicos que serán de dudosa eficacia si no se ven acompañados de nuevas fórmulas organizativas y de nuevas políticas públicas basadas en la participación activa de los interesados.
  4. Fortalecimiento de las políticas de sanidad vegetal y animal, para hacer frente a los nuevos riesgos y patologías asociadas a los nuevos patrones climáticos.
  5. Una política del agua más realista y eficaz, sabiendo que en nuestro contexto de fuerte aridez y en un escenario previsiblemente de mayor irregularidad hidrológica la regulación hidráulica así como el regadío son determinantes para nuestro agroalimentario.
  6. Fortalecimiento de la política de seguros agrarios como herramienta más eficaz para la gestión colectiva de los riesgos naturales, que se verán incrementados en el nuevo escenario climático. España ejerce un liderazgo mundialmente reconocido en materia de seguros agrarios que debe ponerse en valor y en acción ante el cambio climático.
  7. Desarrollo de nuevas estrategias comerciales, tanto en el ámbito local y de proximidad como en el global atendiendo a las nuevas pautas de consumo pero, también, a los cambios en la geografía de la producción agrícola y del comercio alimentario mundial, que también se va a ver afectado por el cambio climático.
  8. Reducir el rechazo, el desperdicio y los residuos agroalimentarios evitando que gran parte de los alimentos que producimos acaben en los cubos de la basura. En todo caso es preciso minimizar los residuos agroalimentarios que deben incorporarse, en todo caso, a los nuevos paradigmas de “residuo cero” y de la economía circular asumiendo que los alimentos empiezan y acaban en el suelo.
  9. Continuar con el proyecto AGROCLIMA como acción innovadora orientada a la información y la sensibilización basada en la cooperación y la acción colectiva protagonizada por el propio sector y auspiciada por el Gobierno de Aragón.
  10. Reformar la PAC en profundidad para que sea más justa y eficaz. Debe evitarse que el cambio climático se convierta en una mera excusa oportunista para justificar unas ayudas que tienen su verdadera razón de ser en la insuficiencia de las rentas agrarias. Si persiste el actual enfoque de la PAC o si el nuevo que se adopte no es el apropiado se frenará la contribución de la agricultura a la mitigación del Cambio Climático y, sobre todo, su adaptación.

Para que todo esto suceda es preciso que los actores del sistema agroalimentario, a través de las organizaciones y entidades que los representan, comprendan bien el problema del cambio climático, asuman el protagonismo que les corresponde y apuesten por su solución. Pero no cabe pensar en que lo hagan solos. La ciencia y la técnica son imprescindibles y deben ponerse al servicio del sector; lo mismo que la política y los poderes públicos, que cuentan en el cambio climático y la agroalimentación un reto en el que demostrar su eficacia y utilidad.

Ver texto completo.