La PAC debe cumplir la promesa que hizo a los agricultores.

Joaquín Olona. Zaragoza, 28 de marzo de 2017.

La renta que perciben hoy los agricultores sigue siendo, al igual que hace 50 años, la mitad que la del resto de los europeos. Habiendo cumplido la promesa de proporcionar alimentos asequibles y seguros a los ciudadanos, «mejorar la renta individual de los que trabajan en la agricultura«, tal y como señala el artículo 39 del Tratado de la UE, sigue siendo la promesa incumplida de la PAC.

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Joaquín Olona en la Conferencia sobre el futuro de la PAC organizada por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Madrid, 27 de Marzo de 2017.

La Política Agrícola Común (PAC)  hizo una promesa a los ciudadanos y otra a los agricultores en su creacion (1962), pero la segunda no se ha cumplido. Los europeos disfrutan de una alimentación segura, variada y asequible, mientras que quienes se la facilitan, los agricultores y ganaderos, siguen percibiendo una renta insuficiente, tan solo equivalente a la mitad de la del resto de los ciudadanos.

Por corregir el doble problema de la renta agrícola, su inestabilidad y su insuficiencia, es preciso una reforma en profundidad de la PAC, centrando su atención en la compensación de la renta de los agricultores. Para ello se propone el establecimiento de una renta de referencia,  de la que todos los agricultores deberían disfrutar, para compensarla, con la correspondiente ayuda cuando no se alcance. Todo ello bajo determinadas exigencias y condiciones económica, ambientales y sociales,

Con dichas exigencias y condiciones se trata de primar a quienes más dependencia económica tienen de la agricultura en función de sus ingresos primando, al mismo tiempo, la productividad y la dimensión económica de las explotaciones (volumen de ventas) y penalizando las actuaciones perjudiciales para nuestra sociedad, el territorio, la biodiversidad, el clima, el suelo, el agua o la salud.

Para aplicar lo propuesto se hace imprescindible eliminar los derechos históricos -que generan desigualdades- los pagos por superficie -que hacen que cobren más ayudas quienes menos las necesitan- y el desacoplamiento productivo -que mantiene perceptores de ayudas que ni cultivan nada ni cuidan ningún ganado-.

También se hace necesario abandonar los enfoques sectoriales, que excluyen de la ayuda directa actual por superficie a muchos agricultores y ganaderos, al tiempo que supone el mantenimiento de privilegios productivos no necesariamente justificados frente a otras producciones que también están sujetas a la volatilidad de los precios y la inestabilidad de los mercados.

Esta propuesta, que permite mantener la arquitectura de la PAC en sus dos pilares actuales de modo que el primero se centre en la compensación de rentas, con el propósito, no sólo de estabilizarlas sino de elevarlas y el segundo en mejorar las estructuras agroalimentarias y agroambientales mediante ayudas, preferentemente, a la inversión. Todo ello evitando que el Segundo Pilar deba utilizarse para corregir los problemas que genera el Primero.

Entre las ventajas de a propuesta, cabe destacar las siguientes:
– No exige definir quién es agricultor o quién no. Tampoco calificar a los agricultores como «activos», «profesionales», u otros.
– Concentra en una sola ayuda las múltiples fórmulas que ahora apoyan, “de forma incompleta”, las rentas agrícolas.
– Hace innecesarios los controles de superficies, que conlleva costes desproporcionados.
– Asegura que los fondos públicos se destinan a quienes más los necesitan.
– Evita destinar dinero público a quienes no lo necesitan o no lo merecen.

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