Mejorar la renta, no sólo los kilos por hectárea.

Joaquín Olona. Zaragoza, 25 de febrero de 2017.

En Aragón se ha conseguido multiplicar por diez el rendimiento del maíz durante  los últimos 50 años pero, sin embargo, no se ha conseguido mejorar la renta de los agricultores que, como en el resto de España y de la Unión Europea sigue siendo la mitad que la del resto de los ciudadanos.

inauguración de la jornada ‘Agrícola Café Maíz 2017’, organizada por Editorial Agrícola Española, en colaboración con la Cooperativa de Zuera (21 de febrero de 2017).

En el maíz sucede como en el resto de cultivos, de poco le sirve al agricultor aumentar los rendimientos por hectárea si no mejora la productividad de su trabajo y, consecuentemente, su renta. Una forma de conseguir ese reto, prioritario en la política agraria del Gobierno de Aragón, es mejorando la formación de los agricultores y apostando por la generación de conocimientos y su transferencia. No necesariamente para producir más kilos por hectárea o cabeza de ganado sino más valor añadido en favor de los consumidores y, también, del propio agricultor. Todo ello sin olvidar otras herramientas como son el regadío así como la cooperación y la acción colectiva en los diferentes ámbitos de la producción, la transformación y la comercialización.

Tampoco es suficiente con que el conjunto del sector agroalimentario genere más valor añadido, que resulta esencial para la contribución a la generación de riqueza y al empleo de calidad. Es imprescindible que el aumento del valor añadido también se produzca en las propias explotaciones agrícolas. Porque la productividad del trabajo, que no es otra cosa que el el valor añadido (bruto) por unidad de trabajo, determina la renta.

Es la baja productividad del trabajo agrícola, causada sobre todo por los bajos precios de mercado y las deficiencias estructurales del sector, la causa de las bajas rentas agrícolas. Es por ello que la política agraria, que todavía no ha logrado la equiparación de las rentas de los agricultores con las del resto de los ciudadanos ni tampoco su estabilización, debe poner mucha más atención en la mejora estructural así como en la compensación de las rentas teniéndolas expresamente en cuenta. Todo ello admitiendo de una vez que la intervención pública de los precios y mercados no es posible ni, seguramente, deseable.

 

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