Ponencia presentada por Joaquín Olona en las XXVI Jornadas de Ciencia y Tecnología. Escuela Politécnica de Huesca de la Universidad de Zaragoza. 15 de Abril de 2015.
La implicación del propio sector en la prestación de servicios independientes de asesoramiento, en beneficio de los agricultores, resulta esencial para abordar los profundos cambios político-institucionales que se necesitan. Sobre todo si se quiere afrontar el reto de la competitividad agroalimentaria.
La brecha de productividad y renta existente entre la agricultura española y la de los Estados Unidos, que es la primera potencia agrícola mundial y, por tanto, el referente de la competitividad, es un problema especialmente relevante.
En gran medida, esta brecha es debida a los graves problemas estructurales de nuestra agricultura y al que la PAC sigue sin prestar la necesaria atención. Una PAC que priva de los recursos e incentivos necesarios para una verdadera apuesta por la inversión y la innovación orientadas a la productividad y la competitividad.
Para mejorar la renta y la productividad agrícola, que es condición determinante para que la batalla de la competitividad no se salde en un mayor empobrecimiento, se necesita que el propio sector apueste por cambios profundos en la orientación de la política agraria. Unos cambios que deben favorecer la mejora estructural y, muy en particular, la implantación de sistemas eficaces de transferencia tecnológica y del conocimiento.
Tras la práctica desaparición del servicio de Extensión Agraria nuestra agricultura carece de lo que representa un verdadero sistema de transferencia del conocimiento. Que existan técnicos que desde diferentes ámbitos y con diferentes propósitos presten determinados servicios de asesoramiento técnico a clientes o asociados no quiere decir que exista el sistema organizado que se necesita, independiente y al servicio de cualquier agricultor que lo requiera. Este sistema deber garantizar, además, la interacción con la investigación facilitando con ello la conexión y el flujo de información con el sector productor.
La nueva programación del desarrollo rural 2014-2020 ofrece una importante oportunidad para que el propio sector aborde el reto de la transferencia del conocimiento. Deben ser los propios agricultores y empresarios agroalimentarios quienes, a través de sus organizaciones, asuman directamente el asesoramiento financiado por el Feader a través de nuevos PDR’s. Es lo que en Aragón plantea la Alianza Agroalimentaria Aragonesa integrada por las Organizaciones Profesionales Agrarias (ASAJA, UAGA-COAG y UPA), la Federación de Cooperativas Agroalimentarias, la Asociación de Industrias de Alimentación y los colegios profesionales de ingenieros agrónomos, ingenieros técnicos agrícolas y veterinarios.
El protagonismo del sector, que en relación con el asesoramiento propone la Alianza Agroalimentaria, se formula con la visión de configurar un verdadero sistema de extensión agraria al servicio real del agricultor y no de quienes asesoran. También se propone bajo la convicción de que la gestión del conocimiento, por y para el sector, es la manera más inmediata y efectiva para lograr los profundos cambios político-institucionales requeridos. Unos cambios que sólo serán posibles si el propio sector es quien los plantea, los demanda y asume. Unos cambios que implican cambiar el paradigma actual, centrado en la gestión de las ayudas de la PAC de cara a su optimización en la explotación, a otro nuevo paradigma centrado en la gestión del conocimiento agro-económico de cara a la mejora de la eficiencia y de la competitividad.