1 de Febrero de 2025
Hace pocos días, Javier Lambán, anunciaba su retirada de la política institucional tras 40 años de dedicación a la misma. Dado que tuve la suerte y el honor de formar parte de su Gobierno durante las dos legislaturas en las que presidió la Comunidad Autónoma de Aragón (julio de 2015 -agosto de 2023) quiero unirme con este breve escrito a las muestras de afecto y reconocimiento que ya ha recibido.
Cuando de manera totalmente inesperada, dada mi falta de experiencia y de afiliación política, me propuso ser consejero de Agricultura y Medio Ambiente de su gobierno me insistió en que su objetivo prioritario era la recuperación de las políticas sociales y que, en materia de agricultura, agroalimentación, desarrollo rural y medio ambiente había que tratar de hacer lo mejor para Aragón sin ningún otro condicionante político, y mucho menos partidista. Puedo dar fe de que así fue, incluso en los momentos más críticos y difíciles de las dos legislaturas.
Este enfoque tan generoso y valiente para con Aragón del presidente Lambán me permitió, por ejemplo, defender en todo momento una reforma en profundidad de la PAC con el único propósito de favorecer el modelo de agricultura familiar y profesional. Todo ello al margen de cualquier estrategia u oportunismo político-partidista, como de la posición del Ministerio de Agricultura, tanto en la etapa de Isabel García Tejerina (PP) como en la de Luis Planas (PSOE) a quienes, en justo reconocimiento, también tengo que agradecer el respeto y buen trato que siempre nos dispensaron.
La prioridad de los intereses de Aragón frente a cualesquiera otros que en todo momento me trasladó el presidente Lambán como guía fundamental de actuación, también hizo posible un nuevo modelo de financiación que, exigiendo mucho mayor compromiso a los regantes, permitió la transformación de más de 30.000 hectáreas de nuevos regadíos que llevaban esperando décadas. Para hacerlo posible, así como afrontar las permanentes tentaciones trasvasistas de los “Gobiernos de Madrid” o para avanzar en la protección de la Ribera del Ebro frente a las avenidas, también hubo que defender, con la debida y obligada lealtad institucional, pero a fondo y sin complejos, los intereses de Aragón, tanto en la etapa del presidente Rajoy como en la del presidente Sánchez.
Podría detallar otros muchos avances en materia de agricultura, agroalimentación, desarrollo rural y medio ambiente que, a pesar de la grave pandemia del COVID-19, se derivaron de esa preferencia de Javier Lambán por el desarrollo de Aragón y el bienestar de los aragoneses frente a cualquier otro interés personal y partidista, así como en el marco de la unidad y estabilidad de España como nación y comunidad política con la que se identifica Aragón.
Pero no es mi propósito reivindicar logros, sino agradecer y reconocer la generosidad y altura de miras de quien presidió Aragón entre 2015 y 2023 y de quien aprendí que existen valores políticos y éticos muy superiores a los de cualquier política sectorial o partidista. Todo lo contrario de lo que predomina en la actual política española que, fruto de su incoherencia y falta de rigor, no hace más que aumentar la desafección ciudadana y, consecuentemente, dañar la democracia.