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Desarrollo rural con agricultura.

Joaquín Olona en la apertura del curso académico 2016 del IAMZ. Zaragoza, 26 de Septiembre de 2016.

El Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (IAMZ) supone una importante contribución a la generación y difusión del conocimiento científico y técnico en el marco de la cooperación internacional. Contribuye con ello a la fundamentación científica de las políticas de desarrollo rural y agrícola que, al igual que las tecnologías, también requieren de la investigación y el desarrollo.

En un mundo cada vez más urbano y en el que la población que vive en las ciudades ya supera a la que vive en los pueblos, el desarrollo rural sigue siendo un objetivo relevante de las políticas públicas. Sigue siendo, de hecho, una política pública. Es más, en el siglo XXI supone un reto vinculable a otros desafíos globales tales como la mitigación y adaptación al cambio climático o como el que supone alimentar a una población que no sólo crece sino que aumenta su demanda efectiva de alimentos como consecuencia de la reducción de la pobreza.

En la Unión Europea, tras 25 años de impulso específico al desarrollo rural en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) se ha logrado prestigiar al mundo rural, lo que ha supuesto un importante avance social. Sin embargo no se ha conseguido detener la despoblación de las áreas rurales, sobre todo en las zonas de menos densidad demográfica.  En Aragón , si se excluye la ciudad de Zaragoza, la densidad regional no alcanza los 10 habitantes/km2 y ya existen comarcas con menos de 1 habitante/km2.

Es preciso, por tanto, revisar los paradigmas en los que han sustentado la política de desarrollo rural europea durante los últimos 25 años, sin duda el referente  más destacado en el panorama mundial, proponiendo en su caso otros nuevos. Para ello es preciso tener en cuenta los nuevos desafíos  globales así como las lecciones aprendidas de la amplia experiencia acumulada en un escenario tan amplio y diverso como supone el conjunto de las regiones europeas, que es la escala a la que se ha aplicado la política de desarrollo rural.

La necesidad de la política de desarrollo rural es evidente. No lo es tanto como visibilizarla y gestionarla teniendo en cuenta su horizontalidad. En el Gobierno de Aragón, la existencia de un departamento específico sobre desarrollo rural (y sostenibilidad) no impide que todos los demás departamentos atiendan al desarrollo de las zonas rurales. La política social, es decir,  la educación, la sanidad, la atención a los desfavorecidos y la lucha contra la desigualdad contribuye directamente al desarrollo de las zonas rurales aragonesas adquiriendo, incluso, una mayor relevancia e impacto.

No debe confundirse la política de desarrollo rural con la política agraria, ni mucho menos pretender sustituir una por la otra. El tradicional antagonismo entre «agraristas» y «ruralistas» carece de sentido y debe superarse. Ambas políticas, la rural y la agraria, son necesarias y distintas sin que esté justificada la pretensión de que una anule o niegue a la otra. La minusvaloración de la agricultura, o incluso su desprecio, en la que incurrió la propia PAC de final del siglo XX fue un grave error. En la definición estratégica del Horizonte 2020 europeo se ha vuelto la mirada hacia una agricultura productiva que puede y debe contribuir al crecimiento económico, al empleo y al desafío alimentario mundial al tiempo que genera bienes públicos ambientales, sociales y territoriales.

No cabe pensar en un desarrollo rural basado exclusivamente en la agricultura pero tampoco en un desarrollo rural que prescinda o minusvalore la agricultura.  Las actividades agrícolas y ganaderas configuran la base económica , en ocasiones prácticamente insustituíble, de la mayor parte de las zonas rurales. Pero es que, además,  existe una profunda conexión y dependencia entre dichas actividades y los ecosistemas incluso de más alto valor.

Tampoco cabe pensar en un desarrollo rural sin atender a dos componentes esenciales que determinan el sistema de poblamiento como son  la generación de empleo y la oferta de servicios básicos que, en nuestro contexto, son los factores que garantizan una calidad de vida equiparable a la urbana.

Mujeres y desarrollo rural.

Intervención de Joaquín Olona en la inauguración de la Feria de Otoño de Biescas (Huesca). 17 de Octubre de 2015.

Biescas no solo ha sabido mantener su feria tradicional sino que la ha sabido potenciar y adaptar a los nuevos tiempos convirténdola en un referente comercial y turístico del Alto Aragón. Una zona en la que la mujer, en la que en este año se centra la atención, ha ejercido y sigue ejerciendo un papel primordial.

La mujer sigue enraizando las familias al territorio y, por ello, sigue dependiendo de ella la evolución demográfica de las zonas rurales, particularmente, la de las áreas de montaña y más desfavorecidas.

Las mujeres, por lo general, promueven proyectos agroalimentarios y negocios rurales  más ambiciosos y de mayor valor añadido. Pero todavía son muy pocas las explotaciones y negocios rurales promovidos y dirigidos formalmente por mujeres que, además, presentan mayores dificultades de continuidad, sobre todo en las zonas de montaña y desfavorecidas.

Sin embargo, la influencia y apoyo de las mujeres suele resultar determinante en la promoción y evolución de unos negocios rurales en los que participan  habitualmente con notable esfuerzo y sacrificio. Una condición que sigue mostrándose invisible, cuando no infravalorado por nuestra sociedad. Una situación que exige resolverse avanzando con más rapidez y decisión hacia una verdadera igualdad.

Necesitamos que la mujer se incorpore como verdadera agricultora y empresaria en el mundo rural evitando que la prioridad con la que, en materia de ayudas, ya cuenta se tergiverse para otros fines que también perjudican a las mujeres y que impiden avanzar hacia esa verdadera igualdad que urge alcanzar.

 

El reto del asesoramiento agroalimentario en Aragón.

Publicado por Joaquín Olona en AgroNegocios (22-05-2015).

Los agentes más destacados del sector agroalimentario aragonés deben afrontar el reto que supone organizar un verdadero sistema de extensión agraria al servicio de los agricultores y de las empresas. La agroalimentación aragonesa, al igual que la del resto de España, debe hacer frente al grave deterioro que sufre su productividad buscando soluciones en la gestión del conocimiento. La nueva programación con cargo al Feader ofrece posibilidades financieras pero son los agentes del sector quienes deben esforzarse en buscar soluciones que permitan aprovecharlas con eficacia.

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Servicios de asesoramiento: ¿Cómo llevarlos a la práctica?

Ponencia presentada por Joaquín Olona en las XXVI Jornadas de Ciencia y Tecnología. Escuela Politécnica de Huesca de la Universidad de Zaragoza. 15 de Abril de 2015.

La implicación del propio sector en la prestación de servicios independientes de asesoramiento, en beneficio de los agricultores, resulta esencial para abordar los profundos cambios político-institucionales que se necesitan. Sobre todo si se quiere afrontar el reto de la competitividad agroalimentaria.  Sigue leyendo

Reinventar la extensión agraria.

Publicado por Joaquín Olona en AgroNegocios (24-Ocubre- 2014).

La extensión agraria no es una herramienta obsoleta ni desfasada sino un importante desafío mundial, imprescindible para el desarrollo del capital humano que requiere el sector.

Los Fondos Europeos ofrecen recursos financieros pero las ideas y la ambición debe aportarlas el propio sector. Porque difícilmente podrá avanzarse en la configuración de ningún sistema eficaz de asesoramiento, transferencia y creación de capital mientras los principales agentes (administraciones y organizaciones agrarias) ni siquiera lo formulen como objetivo ni cooperen activamente en su consecución.

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Breve historia de la extensión agraria.

En qué gasta el dinero la UE y quién lo decide.

Publicado por Joaquín Olona y Javier Lorén en Heraldo de Aragón (5-08-2014).

Las políticas que impulsa la UE con su presupuesto carecen del debate y legitimidad propias de una democracia avanzada. Sin embargo condicionan, de forma muy determinante, las políticas nacionales y regionales sin que sepamos muy bien a qué intereses responden unas decisiones que benevolentemente atribuimos a Europa. Por ejemplo, pagar a los agricultores  a cambio del cumplimiento de ciertas exigencias ambientales sin importar la productividad de su trabajo ni la comptetitividad de sus productos, que no es lo que necesita nuestro sistema agroalimentario.

Presupuesto comunitario 2013Leer artículo completo

Modernización de regadíos y gobernanza del agua en la Cuenca del Ebro.

Ponencia de Joaquín Olona en la Jornada sobre Modernización de Regadíos y Concentración Parcelaria celebrada en Lanaja (Huesca) el 22-03-2014.

El ahorro de agua, en los términos absolutos y condiciones exigidas por la Comisión Europea para que la modernización del regadío pueda beneficiarse de las ayudas al desarrollo rural con cargo al FEADER, los Estados miembros y los particulares, no debe ser la razón para que los regantes la lleven a cabo y asuman las elevadas inversiones que conlleva.

Riego

Lo que justifica la modernización, la hace imprescindible y asegura su viabilidad económica, social y ambiental, es el aumento de la productividad y la eficiencia del trabajo agrícola  y del resto de los factores, entre ellos el agua, así como la reducción de la contaminación de los retornos de riego y la mejora de las condiciones de vida del regante.

Los estudios disponibles demuestran que la modernización es muy eficaz para el logro de los objetivos señalados, que no necesariamente se traduce en ahorros efectivos de agua a la escala que interesa (cuenca u subcuenca hidrológica). Porque  los consumos reales (agua evaporada) de partida en el regadío a modernizar siempre son una fracción del agua utilizada -tanto menor cuanto más baja es la eficiencia- y porque el aumento de producción exige, inexorablemente, más consumo (evaporación) de agua.

La modernización supone, por lo general, introducir consumos significativos de energía donde no los había. Es por ello que es preciso seleccionar con acierto la solución técnica a adoptar. Un uso más eficiente del agua a costa de la introducción de costes energéticos inasumibles para los regantes no es una opción.

Pero la modernización tecnológica no es suficiente. Para que el regadío pueda afrontar los retos de la gobernanza del agua es preciso desarrollar nuevas normas y reglas específicas  que antepongan la acción colectiva, la cooperación y la descentralización a la competencia, el mercado y la intervención pública. Porque siendo el agua un bien económico, no es de naturaleza comercial sino común. Y porque no es ningún interés particular el que debe prevalecer sino el del conjunto de los usuarios.

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Campo y ciudad: un futuro común.

Participación de Joaquín Olona en  el IV Congreso Nacional de Desarrollo Rural (Campo y ciudad: un futuro común) celebrado entre los días 10 y 12 de Febrero de 2014 en Zaragoza y en el marco de la 50ª Ed. de la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA).

Ante la evidencia de que el mundo es cada vez más urbano cabe preguntarse si el desarrollo rural es una quimera o una realidad. Del futuro no sabemos nada pero el pasado reciente nos ofrece lecciones de las que aprender y con las que contribuir a un devenir que también depende de lo que hagamos.

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El sector agrario debe apostar más y con mayor decisión por la mejora de las estructuras agrarias en el marco del Segundo Pilar de la PAC. Porque es de la mejora estructural, más que de las  ayudas directas, de lo que depende el futuro del campo y, por su contribución a la alimentación, también el de la ciudad.

La PAC es objeto de un elevado nivel de exigencia en relación con su aportación al desarrollo rural que, al gravitar sobre dicha política, podría resultar incluso desproporcionado si se tienen en cuenta los objetivos expresamente asignados a la PAC por el artículo 39 del Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE).  Sin embargo, el desarrollo rural ni siquiera es una prioridad para la  Política de Cohesión a pesar de que el artículo 174 del TFUE, al fijar sus objteivos, hace referencia expresa a las zonas rurales.

En cualquier caso, el nuevo Reglamento 1305/2013 del FEADER incluye entre sus objetivos la competitividad agrícola pudiendo destinarse al mismo hasta un máximo del 65% de los fondos. Al igual que su antecesor (Reglamento1698/2005) contempla medidas que son las adecuadas para mejorar la estructura agroalimentaria. Hablamos, naturalmente, de modernización de explotaciones, incorporación de jóvenes, regadíos, concentración parcelaria, transferencia tecnológica, comercialización e industrialización agraria y otras acciones asociadas a la inversión, la innovación, la creación de empleo y la productividad. Prioridades en las que el sector agrario haría bien en centrar su atención, tanto en relación con los nuevos Programas de Desarrollo Rural  2014-2020 así como con los retos de crecimiento económico y empleo a los que también debe contribuir el campo y no sólo la ciudad.

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¿Seremos competitivos con la nueva PAC?

Publicado por Joaquín Olona y Javier Lorén en Heraldo de Aragón el 5 de febrero de 2014.

Dedicar, como máximo, un 9,75% del presupuesto total de la PAC, permitiendo incluso no destinar nada, pone de manifiesto la timidez de la apuesta europea por la competitividad agrícola, claramente insuficiente para afrontar los retos del mercado global. Sigue leyendo

Política agraria, seguridad alimentaria y liderazgo.

Ponencia de Joaquín Olona en el Máster Universitario en Liderazgo y Administración Pública. Universidad San Jorge (Zaragoza). 31 de enero de 2014.

El hecho de que sea la base de la alimentación y, por tanto, de la salud y de la estabilidad social justifica que la agricultura sea objeto de atención de las políticas públicas. Los países ricos así como las potencias emergentes, a diferencia de los países pobres, prestan apoyo a la agricultura con diferentes intensidad y mediante distintos instrumentos. Así mismo, mantienen fuertes intereses en relación con el comercio agrícola y almentario internacional no sólo por el efecto que tiene sobre sus respectivas balanzas comerciales sino también, y sobre todo, por el carácter estratégico que tiene el abastecimiento alimentario.

El crecimiento demográfico, con reducción significativa de la pobreza y restricción creciente en el uso de la tierra, del agua y del resto de los recursos, determina un reto agroalimentario colosal. Afrontarlo exige importantes innovaciones tecnológicas pero, sobre todo, profundas innovaciones institucionales y, por tanto, un fuerte liderazgo político y social.

Habiéndose aprobado en Diciembre de 2013 la nueva Políica Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea para la etapa 2014-2020, la Administración Obama, que ha apoyado la nueva Farm Bill durante los dos últimos años, ha logrado que el 30 de enero de 2014 la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos aprobase la Farm Bill.

Presentación1

Política Agraria 140118-08

Mansholt PAC