La nueva PAC y las inminentes siembras de otoño.

Zaragoza, 10 de octubre de 2022

El Plan Estratégico Nacional de la PAC permite programar las siembras con suficientes garantías.

En estos momentos tan sólo cinco países de la UE cuentan con el correspondiente Plan Estratégico de la PAC aprobado por la Comisión Europea y uno de ellos es España. Además de garantizar el pago de la PAC en 2023, la aprobación del citado Plan el pasado 31 de agosto aporta la información necesaria para programar las siembras de otoño con suficientes garantías y seguridad desde el punto de vista del acceso a las ayudas de la PAC. Afirmar lo contrario no sólo carece de fundamento, sino que tan sólo contribuye a generar confusión e incertidumbre donde no la hay.

Procede, por tanto, un llamamiento a la responsabilidad, especialmente y sobre todo, y por razones que deberían ser obvias, a las entidades colaboradoras de la Administración en la gestión de la PAC.

La ayuda básica a la renta, así como la ayuda complementaria de carácter redistributivo y destinada a los jóvenes, está perfectamente determinada sin que suponga cambios sustanciales, y mucho menos en relación con las siembras de otoño, respecto del actual Pago básico. Supondrán, en todo caso, mejoras en la percepción de la ayuda para las zonas con pagos actuales más bajos por hectárea como es el caso de las zonas más áridas, al tiempo que facilitarán el acceso a los pastos para quienes llevan a cabo pastoreo efectivo con ganado propio, entre otros avances en favor de la agricultura familiar y profesional a pesar de no haber logrado, por parte de quienes lo defendíamos, la completa supresión de los derechos históricos

Las ayudas asociadas, que suponen un aumento del 18% en la ayuda a la ganadería extensiva, tampoco plantean duda ni incertidumbre alguna. Fundamentalmente, porque salvo el aumento señalado regirán las mismas reglas vigentes.

Las ayudas agroambientales verán importantes mejoras, en particular las relativas a las razas extensivas autóctonas que pasarán a cobrar por cabeza en vez de por hectárea ajustando con ello mucho mejor la ayuda a las necesidades y condiciones de nuestra ganadería.

La ayuda a la agricultura ecológica se verá notablemente aumentada con el propósito de ampliar significativamente su extensión y contribución productiva. Una modalidad agrícola que se rige por una normativa perfectamente definida que se mantiene sin ninguna modificación.

La llamada condicionalidad reforzada queda perfectamente definida. Otra cosa es la valoración que cada cual haga sobre las nuevas exigencias, pero eso no tiene nada que ver con la incertidumbre.

Las incertidumbres que hubo sobre las intervenciones sectoriales, de carácter esencialmente presupuestario y en menor medida de alcance, ya hace meses que se resolvieron. En todo caso, en nada afectan a las siembras que ahora toca llevar a cabo.

La principal novedad viene de la mano de los llamados ecorregímenes que representan el 23% del importe del Primer Pilar y que, por cierto, se definen y aplican completamente al margen de los derechos históricos permitiendo con ello el acceso automático a los pagos directos de la PAC de quienes no tienen derechos individuales, así como a los pagos por hectárea sin el condicionante de las referencias históricas. Es el caso, por ejemplo, de los fruticultores, así como de todos los cultivos y ganados que se acojan a estos ecorregímenes.

Todos los ecorregímenes están suficientemente definidos para que los interesados puedan elegir libremente aquellos que más les convengan de cara a la siembra inminente de este otoño. Una decisión que corresponde a cada interesado en particular y que sólo él mismo puede y debe tomar en base a una información disponible, accesible y suficiente.

Las prácticas agronómicas exigibles por los ecorregimenes están ya muy extendidas. Es el caso de la siembra directa y de la agricultura de conservación, los barbechos, la rotación de cultivos herbáceos, las cubiertas vegetales en cultivos leñosos o las prácticas en favor de la biodiversidad. Son todavía más generalizadas incluso las prácticas exigibles para el pastoreo sostenible y el bienestar animal.

Más allá de los detalles técnicos y administrativos necesarios para la declaración formal de la PAC, que tendrá que realizarse dentro de unos meses y una vez publicada toda la normativa nacional y autonómica pertinente, no cabe hablar de indefinición ni de indeterminación para tomar las decisiones necesarias para sembrar.

Unas siembras inminentes que, en todo caso, si cabe reconocer que se ven seriamente condicionadas por el elevado precio de los fertilizantes minerales, de los combustibles o de las semillas, además de por un escenario meteorológico ciertamente incierto. Pero los agricultores no sólo conocen bien, sino que aplican con extrema generosidad el refrán: “Si el labrador contara, no sembrara”.

No obstante, además de la detallada información hecha pública por el Ministerio de Agricultura, disponible en la web y que resulta muy aconsejable consultar con atención sobre todo por parte de quienes más exigentes son con la optimización del cobro de la PAC y la máxima concreción en sus detalles técnicos, desde las Comunidades Autónomas se viene desplegando una intensa actividad informativa y divulgativa sobre las novedades que supone esta nueva PAC.

Corresponde a las Administraciones informar sobre la ortodoxia de los ecorregimenes para garantizar su cumplimiento, no para soslayar sus condicionantes y exigencias claramente formuladas en el Plan Estratégico Nacional aprobado por la CE y que deben cumplirse de manera estricta. Tampoco cabe exigir a la Administración el asesoramiento personalizado orientado a maximizar los ingresos procedentes de la PAC que, en última instancia, corresponde al interesado en función de su propio perfil personal, objetivos y condiciones específicas que sólo él mismo conoce.

El debate político llevado a cabo sobre la nueva PAC y su aplicación en España, que ha sido intenso y profundo, finalizó hace meses con el resultado ya conocido. Lo que ahora procede no es buscar tres pies al gato, sino arrimar el hombro para lograr la máxima eficacia en la aplicación de la PAC. No la PAC que a cada cual nos gustaría, sino la aprobada a través del Plan Estratégico Nacional y, por tanto, la que se rige por unas reglas de juego perfectamente conocidas que estamos obligados a cumplir, que, en ningún caso, cabe cuestionar y que acaba con toda incertidumbre e indeterminación, al menos de cara a las siembras que en las próximas semanas han de llevarse a cabo.

Será después, dentro de varios meses, cuando deberán formularse las declaraciones de la PAC, no sin antes haber publicado la normativa reguladora con arreglo a un calendario desde hace meses anunciado, y haber desarrollo una segunda fase divulgativa que facilite dicha declaración con las necesarias garantías.

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