Trigo duro e I+D.

Ponencia de Joaquín Olona en la VIII Muestra Gastronómica de la Pasta y el Dulce de Daroca (Zaragoza). 23 de Mayo de 2014.

Mientras que el rendimiento por hectárea del trigo blando muestra una evolución histórica relativamente favorable y la del maíz resulta espectacular, la del trigo duro es desfavorable. Este mal comportamiento es consecuencia de la política aplicada al cultivo, que no se ha orientado a la producción sino al cobro de la ayuda por hectárea sembrada. Ello ha privado a los agentes de los incentivos necesarios para la mejora estructural del cultivo (variedades, prácticas culturales, conocimientos, etc.)

Rendimiento trigo duro

La industria semolera y pastera, en crecimiento ante una demanda en expansión en un mercado muy competitivo, afronta ahora la escasez de oferta de materia prima, que ha sido la respuesta de los agricultores a la supresión de la ayuda por hectárea (desacoplamiento) a un cultivo que, como el trigo duro no ha sido objeto de las mejoras necesarias.

La demanda de trigo duro para fabricación de pasta, un alimento de indiscutible interés dietético, constituye una oportunidad que no puede ni debe desaprovecharse. Pero ello exige mejorar el cultivo adoptando acciones de I+D, eficaces y orientadas a la elevación de los rendimientos y de la calidad. Estas acciones, con perfecto encaje en el Segundo Pilar de la PAC, deberían priorizarse por las Administraciones y el propio sector  frente a las ayudas convencionales del Primer Pilar cuyo impacto y efectividad, a juzgar por lo ocurrido, resulta cuestinable. Sobre todo ante el nuevo escenario de presupuestos públicos más restrictivos y y de contribución de la agroalimentación al crecimiento, al equilibrio de la balanza comercial y al empleo.

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