Publicado por Joaquín Olona en iagua el 25 de marzo de 2014.
En el mundo real, muchos de los problemas económicos, sociales y políticos se asemejan a los juegos, donde los resultados dependen de las decisiones que toman determinados agentes concretos (jugadores) actuando conforme a estrategias que tienen en cuenta la influencia conjunta de las decisiones propias y ajenas.
El ejemplo que se muestra, inspirado en el formulado por K. Madani (2010), reproduce el Dilema del Prisionero (A. W. Tucker, 1950), un juego que sirve de modelo para muchos de los conflictos del agua y de los recursos naturales (Carraro et al, 2005). Demuestra que el interés privado no necesariamente conduce al interés general. También, que la asignación eficiente del agua exige instituciones más complejas, avanzadas y descentralizadas que las que rigen el libre y simple juego de la oferta y la demanda.